Temporada baja

03.12.2023

   Me considero una mujer moderna, con todo lo que ello implica, y estoy hablando de principios, no de coyuntura. Mi pequeña se llama Adela y tiene 8 años. Su padre y yo no estuvimos ni dos años casados, pero en ese largo periodo de convivencia -largo y desilusionante- descubrí que el hombre con el que me había casado no era el mismo hombre que dormía a mi lado. La separación y el posterior divorcio, todo ello de mutuo acuerdo y buen grado, no fueron más que un sencillo trámite legal. Mi ex aceptó la cantidad de 500 euros mensuales -para Adela- y yo retiré la denuncia que le puse la noche en la que me llamó puta y me dio un tortazo. 

   Unos cuatro años después del divorcio, coincidimos en un bautizo, y comprobamos que no habíamos conseguido ser enemigos. Hasta me sonrió y me dijo que yo no era mala; la noche del tortazo, además de puta y guarra, también me había gritado que yo era una mala mujer. Podría pensarse que la perspectiva del tiempo con sus idas y venidas, con sus hervores y con sus altibajos hace evolucionar a las personas y nos sitúa a cada cual en el sitio que le corresponde. Me pareció que había cambiado para mejor. 

   Mi ex, Raúl, -ya es hora de que lo mencione por su nombre- se conservaba bastante bien. Tenía un culo de gimnasio, aunque me explicó que en realidad ya no iba a tal "purgatorio", aunque estuvo yendo una época. Parecía que las cosas le iban bien: "No me va mal" -me dijo con una bondadosa sonrisa-. Yo llevaba un tiempo dándole vueltas en la cabeza al asunto pecuniario, buscando la forma o el momento de hablar con él acerca de la cantidad mensual que "nos" asignaba, y mira por donde; Ahí lo tenía poniéndose a tiro él solito con su "no me va mal". Luego me lo camelé un poco, a cuenta de los días de vacaciones de la niña, y de la posibilidad (sin promesas) de encontrarme yo en buena disposición para ser más generosa de lo obligado. 

   Después de habérmelo estado pensando un rato sin decidirme, sin más pensar le ofrecí que nos llevara a casa al finalizar la cosa, así -recalqué- Adela podrá pasar algo más de tiempo con su padre; no sé si su inteligencia recobrada le permitió "ver" mi sutil matización: No era por él, por lo que le abría la puerta de mi casa, lo hacía solo y únicamente por la niña. Adela estaba totalmente al margen de nuestras hostilidades, si es que las había. Este era un as que tenía yo, y que nunca tendría él; la custodia es mía, y juego en casa, ahí lo tengo cogido por los huevos aunque no necesito eso. 

   No lo tenía planeado, pero tal y como fueron las cosas, le invité a quedarse a cenar. Adela -le dije abriendo la nevera- nunca disfruta de una cena familiar como hacen casi todos los niños. Si mi primera "matización" se le escapó, pensaba yo que tras esa redundancia certera, por poco listo que fuese lo pillaría, le quedaría claro que yo no estaba siendo generosa con él, lo estaba siendo con mi niña. Él tan solo tuvo la suerte de estar allí en el momento preciso. Para la cena, yo podría haber preparado algo mejor que lo que serví, pero tocaba explicarle que la vida se está poniendo muy cara, que los precios suben constantemente... Y ¡Qué coño! Lo mejor era ilustrárselo con unas chips, unas croquetas industriales, y melón sin jamón. 

   Confieso que ni siquiera me sorprendió la docilidad con la que decididamente aceptó el incremento monetario de la asignación mensual para la niña. Al final, ocurrió una cosa muy graciosa cuando Raúl, cumplida ya su función de fiel pagano, se disponía a despedirse: Adela había visto un autobús de una famosa campaña, cuyo lema era "los niños tienen pene, las niñas tienen vulva", a la cría, le parecía que era como menos que los niños, porque no tenía pene, y estuvo dando el coñazo el día anterior con lo mismo. Me pareció muy inoportuna la niña, por volver a lo mismo de nuevo en ese momento, y quise callarla. Ahora no puedes tener pene -le dije- pero cuando crezcas y seas mayor, si eres buena tendrás uno. ¿Y si soy mala? Raúl -viejo zorro- se me adelantó para contestar él: Si eres mala... tendrás más... (y hacía el gesto de la abundancia con los dedos mirándome a mí) Esa me la tuve que tragar, ahí me dio en donde pica, y picaba. 

   Pero todo me ha salido bien. Le he endosado la niña a mi ex y además, haciéndole ver que puedo ser razonable y generosa, y me la debe. Las fechas me han cuadrado bien para poder aceptar sin problema una muy atractiva invitación de la que ahora me encuentro disfrutando. Es temporada baja en Río de Janeiro, no hay muchos turistas y el clima es suave. Con eso, creo que ya lo he contado todo; ya es casualidad que justo terminando de escribir esto, Joao ha salido de la ducha y me llega su voz aunque no he entendido nada de lo que me ha dicho; Es una lengua muy dulce el portugués, y creo que me gustará aprenderlo.

Nota: Foto de Elina Sazonova: https://www.pexels.com/es-es/foto/mujer-sosteniendo-una-copa-de-vino-la-fotografia-de-enfoque-selectivo-1850595/ 

© 2023 José María Martín Rengel, Carmona, Sevilla, 41410
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