Juego de vientos

14.12.2023

   Hay algo de viento en mi memoria y cuando reúno, en un montón las hojas muertas, no acabo nunca. 

   Memoria de gente inexistente que habitó en mundos que me gustaban más que este; Mundos que el tiempo se pasó por las piedras y los hizo mil pedazos a la velocidad de la luz. 

   Cuando te tragas el tercer o cuarto sapo -depende de cada uno- el amargor viene a ser menos intenso, como si fuera perdiendo sustancia por el abuso. 

   Aviso, -decíamos en la escuela- con pan y chorizo, y, mierda pal que lo ha escrito. Y todos mirábamos al piojo, y todas le caían a él. ¿Dónde andará el pobre piojillo? 

   Yo solo adelanté el pie, el pobre iba corriendo con las manos dentro de los bolsillos del abrigo, y se dejó los dientes allí, en el asfalto negro del patio, pero eso fue otro día, eso creo. Lo que sí recuerdo es que me sentí fatal; le ayudé a levantarse y a limpiarse la sangre y luego lo acompañé hasta la Dirección. La directora me lanzó una mirada orgullosa, yo era un buen niño: Había "asistido" a un compañero accidentado y lo había acompañado en todo el tiempo desde que se cayó -yo lo vi caer, dije sin mentir- hasta que empezaron a curarle las heridas de la cara y contar los dientes perdidos. 

   Un cabronazo fui, y encima hasta me permití explicar lo que había ocurrido: "Corría con las manos en los bolsillos y cuando cayó... Dio con la boca en el suelo". La directora hizo la señal de la cruz y miró al techo. Lo que sigue, no sé si es peor aún, ya les digo que hace viento en mi memoria: 

   Lo acompañé hasta su casa y cuando su abuela abrió la puerta miró horrorizada a su nieto. Yo les expliqué todo a la abuela y a la madre, de nuevo conté la historia de lo absurdo que es andar corriendo con las manos en los bolsillos del abrigo. 

   No se cansaban de darme las gracias, al final, hasta te acabas convenciendo de que algo has hecho bien, pero se trata de una más de entre tantas y tantas otras hojas muertas, que el viento remueve eternamente. Las hay de todas las suertes y todos los colores. 

   Hasta el mismísimo diablo tiene derecho a un abogado que mienta como sólo una madre puede mentir, como la madre de un preso de la banda terrorista ETA, que afirmaba con rotundidad que su hijo -el terrorista- era un buen hijo y buena persona. 

   -Nadie se lo discute, señora, será muy buen hijo, pero la bomba la llevaba en el maletero de su coche cuando lo atraparon. 

   -Sí, pero no era suya, él solo se la llevaba a unos amigos. 

   -¡Buenos amigos tiene su niño, señora! Pues tranquila que van a vivir juntos en la misma prisión, y su amistad va ser de 25 años, por lo menos. 

   Siempre que he estado en la cárcel ha sido de visita, pero me consta que allí, viento poco, y sombra mucha. 

   El tiempo no lo borra todo, sino que solo lo emborrona mientras el viento juega con las hojas; Lo mismo que ha hecho con las otras hojas, las de blanco papel, también emborronadas y que contaban esta historia de vientos y de hojas: Han volado. 

   "La vida, es lo que te pasa mientras tú estás ocupado haciendo otros planes" John Lennon".


Colección: Los relatos de primavera.

Primera Publicación: Año 2023.

NotaFoto de Sebastiaan Stam: https://www.pexels.com/es-es/foto/hombre-mirando-hacia-abajo-1643025/ 

© 2023 José María Martín Rengel, Carmona, Sevilla, 41410
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