Dulce hiel

Por ser nombre de gran conquistador, la llamaremos aquí Alejandra, aunque su nombre sea otro bien distinto. Empecé a conocerla, o eso creía yo, un poco antes del verano, y algunas de las cosas que aprendí con ella las he ido anotando en un cuaderno de anotaciones, válgame la redundancia. Este cuaderno que al principio no tuve, bien hubiera yo querido tenerlo entonces. Abro por la página indicada y leo:
-No intentar enamorarla, pues te enamorarás tú.
-No enamorarse de ella. (este es bueno)
-No hacerse falsas ilusiones, ni montarse películas con ella.
-Nunca demorarse con sus ojos ni con su voz, y mucho menos con su sonrisa.
-No lamentar su ausencia, ni celebrar su presencia.
-Ocultar tu admiración por ella, (difícil tarea) y si no fuera posible, intentar al menos, que se note lo menos posible. Una anotación al margen añade: "No olvidar que Alejandra resulta persona tremendamente adictiva, aunque seguramente ella lo sabe, y ella misma se encarga de dosificar sus minutos."
Finalmente, hay una anotación en forma de apretado paréntesis abajo del todo, limitado por el límite. "El incumplimiento de estos consejos, convertirá en estéril toda búsqueda de reproche hacia ella, y aún en el milagroso y extraordinario caso de toparse con alguno, resultará totalmente imposible el tan solo mencionarlo, a Alejandra no. Esta dulce conquistadora no se lamentará como hizo Alejandro, de no disponer de más mundos que conquistar."
Nota: Foto de Tirachard Kumtanom: https://www.pexels.com/es-es/foto/cuaderno-de-espiral-blanco-al-lado-del-lapiz-naranja-544115/