Aguas traicioneras

Tenía una amiga que le había concedido temporalmente algunos "derechos". Aquel día, cuando ya estaba harto de visitar submarinos y de mirar por periscopios ciegos, recibió una inesperada llamada. Ella era de ese tipo de mujeres que creen que citarse en una cafetería fina les da un toque distintivo y diferenciador, de aquellas otras mujeres que lo mismo puedes quedar con ellas en un restaurante o incluso en el bar de Paco, que está cerquita de la pensión.
No voy a describirles una cafetería que nunca he visitado, ni es asunto de importancia, pero sé que no era ni muy elegante ni muy cutre; bástenos con saber que disponía de unas pequeñas mesas redondas y de sillas para tomar café: descafeinado ella, sin descafeinar él.
Desde antes de que les trajeran los cafés, ella llevaba puesta en la cara una callada expresión, como de portar malas noticias. Solo empezó a hablar cuando la camarera se hubo alejado, y viendo el diálogo que siguió, bien se podría pensar que ella traía su discurso previamente meditado. Primero dio unos pequeños rodeos, y luego enfiló.
- ¿Recuerdas cuando pusieron a un Papa, habiendo ya otro Papa anterior? -un Alemán- Pues de repente -siguió- había dos Papas para un solo Vaticano.
Nuestro supuesto periscopista la miraba sin entender nada. ¿Había un Papa alemán, y pusieron a otro Papa? ¿Y eso qué? ¿Qué le estaba diciendo? La volvió a mirar, y creyó entender, ahhh (imaginaria palmada en la frente).
- Entiendo; Has conocido a otro.
Iba a decirle que él nunca salía con dos mujeres al mismo tiempo, que le parecía muy mal, que ella sí lo hubiese hecho, pero no le dio tiempo de hablar.
No, en estas semanas no he conocido a nadie.
¿Entonces, no hay "otro"?
Sí lo hay, o lo hubo, pero ya no...
Qué complicadas son algunas mujeres, se decía él: No, pero sí; no hay quien entienda nada. Entonces miró su mano buscando un anillo de casada, a pesar de que recordaba bien que ella no llevaba.
Ya entiendo, estás casada.
Que no, no es eso cariño.
Le había llamado cariño; él ya se estaba haciendo a la idea de que ya no la volvería a ver, y cada vez lo confundía más. El discurso de que ya había un Papa cuando pusieron a un segundo Papa no estaba funcionando como ella había previsto, y eso que parecía un buen recurso cuando lo pensó. Todas las nubecillas interrogantes que flotaban en el aire desaparecieron de golpe cuando ella, por fin, dijo algo claro:
- No hay otro, el otro, eres tú.
Pueden creerme si les digo que descubrir que uno tiene un rival desconocido produce una sensación desconcertante. No sabes nada de él, pero tu primera idea es siempre que tú eres mejor y le convienes más. Ella le aclaró que "no era nadie", solo era un tipo con el que se estuvo viendo, y que muy ocasionalmente reaparecía por sorpresa, confiando en conservar aún el derecho de roce que ella le había concedido. Resultaba que "Don nadie" había reaparecido por teléfono, avisando de su inmediata aparición en vivo. Siempre hacía exactamente lo mismo, reaparecía por unas semanas, y volvía a sumergirse en total incomunicación.
Eso es porque estará casado o algo... -acertó a decir mientras en su mente ya había iniciado una guerra no declarada contra el anterior Papa.
No, no está casado.
Girando la cabeza como uno de esos periscopios a los que tan habituado estaba, buscó la mirada de la camarera. Necesitaba algo más fuerte que ese insípido café; un buen whisky, eso era. Después, algo más tarde, se bebió dos whiskies más, pero eso solo lo hizo cuando ella le explicó que "nadie" era un suboficial de la Armada que trabajaba en un submarino, y que esa era la razón de sus largas ausencias.
A la mañana siguiente, en la base naval había un brigada sonarista desayunando en el salón comedor; había pasado la noche en la base, durmiendo junto a otros suboficiales, y así lo seguiría haciendo hasta que su submarino aprobase la salida al mar, en su siguiente partida. Todo estaba arreglado, incluido el periscopio, por supuesto.
Colección: Los relatos de primavera.
Primera Publicación: Año 2023.
Nota: Foto de Pixabay: https://www.pexels.com/es-es/foto/persona-en-traje-de-buceo-verde-54306/